Es innegable la influencia de los papas y mamas en el deporte base. Su actitud e interés en la practica deportiva de su hijo o hija pueden ser suficientes para influir en el grado de implicación del pequeño deportista. A continuación exponemos la tipología de padres que podemos encontrar en las gradas:
- Padres y madres entrenadores: aquellos que entienden o creen entender sobre el deporte que practica su hijo o hija. Suelen realizar sugerencias que en ocasiones contradicen al entrenador, confundiendo al niño o niña y desorganizando la estructura del equipo.
- Padres y madres excesivamente críticos: aquellos que nunca están satisfechos con el rendimiento y esfuerzo del pequeño deportista. Por lo que el disfrute de su propio hijo o hija pasa a un segundo plano.
- Padres y madres detrás del banquillo: aquellos que no logran estar en la grada y manifiestan sus pensamientos en voz alta, dirigiéndose a cualquier persona que esta terreno de juego.
- Padres y madres sobreprotectores: aquellos que tienen excesiva preocupación por lo que le puede pasar a su hijo o hija en el entrenamiento o competición.
- Y por ultimo padres y madres desinteresados: aquellos que muestras escaso interés por la actividad deportiva del niño o niña. No les acompañan a los entrenamientos o competiciones o no se preocupan por el desarrollo y progreso deportivo.
Dicho esto, las características que deberían mostrar los padres y madres son las siguientes:
- Aprender a regular las propias emociones y ayudar a manejar las emociones de los hijos o hijas sin dar instrucciones o hacer críticas.
- Aceptar el papel del entrenador sin interferir en su planteamiento.
- Aceptar los exitos y fracasos de su hijo o hija sin realizar comentarios despectivos de los compañeros o rivales, entrenadores o arbitros.
- Mostrar interés por su deporte, darle ánimos y apoyo en los entrenamientos y competiciones.
- Aceptar el rol que tienen en el campo, ser ejemplo de autocontrol y permanecer en las gradas.
- Establecer expectativas reales sobre el rendimiento del niño o niña. A lo largo de la vida deportiva de nuestros niños o niñas, hay buenos y malos momentos.
Una de las preocupaciones de los padres y madres es como manejar estas situaciones. ¿Cómo actuamos ante ellas?
- Cuando las cosas van bien:
o Refuérzale por todo lo conseguido. o Anímale a que se ponga nuevas metas.
o Muestra alegría por el esfuerzo que está haciendo.
- Si se ha lesionado:
o Acepta la realidad de la situación.
o Maneja las expectativas del niño o niña con respecto al alcance y duración de la lesión, situándoles en una posición realista aunque optimista, mediante información objetiva.
o El apoyo social de familiares, amigos, compañeros, psicólogo… es importantísimo.
o Ponerse como objetivo la rehabilitación. o Anticipar posibles dificultades y posibles soluciones a estas dificultades que se puedan encontrar durante el periodo que dure la lesión y a la vuelta a la actividad deportiva.
- Cuando las cosas no van bien:
o Valora sus esfuerzos por pequeños que sean o Hazle sentir capaz de lograr sus metas, apoyandote en sus puntos fuertes y logros que ha conseguido
o Ayudale a plantearse nuevo retos.
o Ayudale a entender la diferencia entre lo que depende de él o ella como el esfuerzo, concentración, actitud y lo que no depende de el o ella como las lesiones, decisiones del entrenador, entre otras.
o Pon ejemplos de otros deportistas que hayan conseguido superar dificultades y que ellos o ellas admiren.
Y para finalizar, ¿Cuál es la mejor forma de comunicarse con los niños o niñas antes, durante y después de la competición?
- Antes la de competición
o Dar seguridad y apoyo
o Animar y no presionar
o Destacar el carácter divertido de la actividad
o Ayudarle a ver la competición como auto-superación y aprendizaje
o Reducir el miedo al fracaso
- Durante el partido
o Transmitir seguridad
o Comportarse adecuadamente
o Animar y reforzar las buenas acciones
o No maximizar los errores
o Cuidar la comunicación no verbal, ya que esta predomina sobre lo que decimos verbalmente.
- Después del partido
o Escuchar, comprender y empatizar con su visión del partido
o Reforzar lo que hizo bien y no insistir excesivamente en lo que se hizo mal
o Ayudarle a saber que puede hacer en las siguientes competiciones para mejorar los errores que ha tenido, siempre ajustando estas expectativas a su nivel.