Empezamos con el primero. La psicología del deporte es solo para deportistas que se encuentran mal o no están rindiendo a su mejor nivel. Tenemos asociado que cuando una persona tiene algún problema a nivel psicológico acude a la consulta con el psicólogo. Sin embargo, la psicología del deporte se encarga de mejorar los recursos que tiene el deportista a la hora de afrontar sus entrenamientos y competiciones. Para ello es necesario evaluar que sus recursos sean los adecuados y estén bien adquiridos. En el caso de que no lo sean, el psicólogo se encargará de proporcionar nuevas herramientas a los deportistas. Por ejemplo, el psicólogo puede recomendar al deportista la visualización de ciertos movimientos para interiorizarlos en el menor tiempo posible. Y con esto, no está interviniendo con un jugador que se encuentre mal, sino que le está dando nuevas herramientas que puede utilizar en su beneficio. En relación a esto, hace unas semanas Borja Iglesias comentaba que el trabajo con sus psicólogas le había ayudado, no solo en los momentos más complicados, sino también en los momentos en los que todo iba bien, donde le ayudaban a gestionar la euforia y éxito. También comentaba que el psicólogo deportivo te ayuda a detectar ciertos problemas de los que no eres consciente. Las variables que trabaja y mejora el psicólogo deportivo, ya las hemos mencionado y explicado en videos anteriores, pero las recordamos. Son la motivación, atención, concentración, gestión de estrés, autoconfianza, gestión emocional, pensamientos, creencias que tiene el deportista, diálogo con uno mismo, cohesión de equipo, prevención y recuperación de lesiones a nivel mental y todo lo que tenga el deportista en la cabeza.
El segundo mito es la psicología del deporte es solo para deportistas profesionales. El psicólogo del deporte trabaja también con deportistas a nivel amateur y deportistas de deporte base e iniciación. Siendo en este último una figura esencial por el trato con los niños y niñas, padres y madres y entrenadores como vimos en los últimos videos de la temporada pasada. Un deportista amateur puede consultar con un psicólogo deportivo, por ejemplo, sobre como tener una mayor constancia en la práctica de su deporte.
El tercero es contactar con un psicólogo deportivo cuando las cosas van mal y esperar a que resuelva el problema con una charla motivacional o sesión por arte de magia. Como hemos comentado anteriormente, el psicólogo deportivo trabaja todas las variables que tenemos en la cabeza, no solo la motivación. Y para ello es necesario detectar el problema, hablarlo con el deportista, explicárselo, poner objetivos que se van a trabajar para solucionarlo y darle herramientas para incorporarlas en su rutina deportiva. Esto llevo tiempo. Es como si nos hacemos un esguince y contactamos con un fisioterapeuta para que nos trate con una sesión. Además, el principal escenario de trabajo del psicólogo deportivo es en el entrenamiento, no la competición, que es donde se puede poner en practica todo lo aprendido en las sesiones de psicología. Al final el cerebro es un musculo mas y por ello hay que entrenarlo.
Y terminamos con el cuarto mito que es el clásico no creo en los psicólogos. La psicología es una ciencia, no es cuestión de fe. Esto quiere decir que los psicólogos deportivos analizamos el comportamiento del deportista, lo explicamos y precisamente, al saber cómo funciona esa conducta en ese deportista, podemos predecirla e intervenir en el caso de querer producir cambios. El hecho de comportarnos de una determinada manera, por ejemplo, sentir presión ante determinados partidos, es aprendido en algún momento de nuestra vida. Gracias a que el psicólogo conoce estos principios de aprendizajes podemos analizar y explicar el motivo por el que nos comportamos con esta presión en unos partidos si y en otros no, y darle herramientas para que maneje esta presión.